Voz de las Mujeres Indígenas reunió en el mismo colectivo mujeres que están en la línea de frente del movimiento y ocupan funciones en organizaciones indígenas, con aquellas que realizan trabajo de base, fuera de esa institucionalidad. Desde el principio, rondaba explícitamente la postura de no jerarquizar la importancia política de cada una de ellas. Con esa motivación, las integrantes del Grupo de Referencia y de las Multiplicadoras tenían diversos perfiles: mujeres más jóvenes y mujeres de mayor edad, con poca y con mucha experiencia en el activismo, líderes, estudiantes, artesanas, profesoras y antropólogas.
El proceso de construcción de la pauta común fue provechoso y generó innumerables acciones posteriores además del objetivo central que consistía en validar una agenda compartida entre las indígenas. La metodología hizo posible ampliar el conocimiento sobre la realidad de las mujeres indígenas, a través de la aplicación del cuestionario y de los espacios de diálogo proporcionados. La información fue generada por las propias indígenas y en el avance de los trabajos se produjeron articulaciones que llevaron a realizar actividades específicas para las mujeres.
Para la validación de la pauta nacional de las mujeres indígenas, nació la propuesta de la inserción del Plenario de las Mujeres Indígenas en la agenda oficial del 12º Acampamento Terra Livre (ATL). Antes, las reuniones de las mujeres en ATL tenían lugar paralelamente. Desde 2016, el Plenario de Mujeres se convirtió en una actividad permanente en la mayor reunión anual indígena del país. En 2017, ellas deliberaron por la realización de la I Conferencia Libre de Salud de las Mujeres Indígenas e hicieron un homenaje a Rosane Kaingang, una de las líderes pioneras en la lucha de los derechos de las mujeres indígenas. En 2018, la participación de las mujeres fue significativamente mayor. Discutieron sobre el aumento de la violencia contra los pueblos indígenas, sobre la precandidatura de Sonia Guajajara a la presidencia de la República y realizaron un acto de adhesión a la campaña del Secretario General de la ONU, UNA-SE por el Fin de la Violencia contra las Mujeres. En 2019, se deliberó en el plenario la realización de la I Marcha de las Mujeres Indígenas y, juntas, las movilizadoras decidieron el tema de la marcha y las estrategias de movilización en las aldeas.
Mujeres que tenían una historia de lucha en el movimiento indígena, pero no actuaban en una pauta específica de género, a partir de Voz despertaron a las especificidades y desafíos vividos por las mujeres indígenas, apuntan relatos obtenidos por las articuladoras del grupo. Esto se debió gracias a que las movilizaciones proporcionadas por Voz hicieron posibles reflexiones sobre el papel social de las mujeres y de los hombres entre los pueblos indígenas, tanto en el presente como en el pasado y, en ese proceso, se crearon varios colectivos y asociaciones de mujeres indígenas.
Otro resultado de Voz para el empoderamiento de las mujeres fue la construcción de redes que vinculan a las indígenas que actúan en diferentes regiones y sectores. Unir mujeres de diferentes pueblos que actúan a nivel local, regional, nacional e internacional, valoriza las acciones que ellas realizan en la lucha por los derechos y en la defensa de la cultura. Ese estímulo incentivo principalmente a las mujeres que viven en las aldeas a continuar los trabajos de generación de ingresos (artesanía, comidas típicas, costura, remedios caseros) y de formación política, teniendo en cuenta la defensa de los derechos indígenas.
La realización de la I Marcha de las Mujeres Indígenas “Territorio: nuestro cuerpo, nuestro espíritu”, el día 13 de agosto de 2019, se comprende por las articuladoras de Voz como un marco que cierra el ciclo abierto en 2015 para la construcción de la agenda común de las mujeres indígenas. A lo largo de esos años, las indígenas en movimiento maduraron y fortalecieron los modos de actuación política para la defensa de sus derechos. Cada mujer que se despertaba para la lucha, cuando volvía, traía otra consigo. Con ese trabajo sistemático, en el que una empujó a la otra, el movimiento de mujeres indígenas creció y fluyó en la marcha, una reunión inédita de 2.500 mujeres indígenas pertenecientes a más de 130 pueblos. La marcha significó un marco histórico para las mujeres indígenas en lo referido a la organización política y la visibilidad de las demandas de sus pueblos. Se produjo un documento final de la marcha en el cual las indígenas expresan sus principales preocupaciones y prioridades y puede ser comprendido como una actualización de la agenda común indígena de las mujeres.